Agua - la bebida refrescante ideal

El agua es la bebida refrescante por excelencia. Hasta cumplir los 60, ingerimos una media de unos 55.000 litros de agua. Esto corresponde supera al contenido de más de 430 bañeras hasta el borde. Semejante cantidad se explica si se tiene en cuenta que se ingiere, no sólo en forma de agua potable, sino a través de bebidas refrescantes (café, té, limonadas, gaseosas, etc.) y de alimentos (frutas, verduras, sopas, salsas, etc.).

Para mantener el cuerpo en condiciones óptimas, desde el punto de vista puramente médico, recomendamos una ingesta diaria mínima de líquidos de 1,5 litros. Completamente libre de calorías, sin azúcar, edulcorantes, colorantes ni saborizantes, el agua es, lógicamente, la mejor opción. Para que el agua que tomamos pueda cumplir de forma óptima todas sus funciones, debe tener su pureza natural, y carecer de componentes indeseados.

El agua mineral, principalmente, pero también el agua corriente del grifo, que en la actualidad se consume por muchas personas en sustitución de la embotellada, y con ella se preparan infusiones de café o de té, cumple estos requisitos.

Para garantizarlo, nuestra agua del grifo se procesa en instalaciones de depuración y tratamiento, y se somete a controles periódicos. Pero con los procedimientos que se utilizan para estas funciones, algunas sustancias no pueden ser detectadas, y nuestra agua potable puede contener determinados elementos indeseados, como, por ejemplo, restos de hormonas y farmacéuticos, o residuos de procesos industriales y agrícolas. Además, el "deslizamiento" a través de las redes de distribución hasta nuestros hogares, añade al agua sustancias nocivas que no debería contener. En nuestra agua aparece, por ejemplo, cobre o plomo procedente de tuberías viejas, que alcanza nuestro organismo.