Agua - ¿una cuestión clara?

El agua realiza muchas funciones en el cuerpo humano. Pero su acción especialmente positiva en nuestro organismo implica la total ausencia de sustancias indeseadas y de contaminación. Esta naturalidad tan importante para el cuerpo humano corresponde a las propiedades del agua completamente intacta.

Aunque las instalaciones depuradoras de Alemania son de las más modernas de Europa, en la mayor parte de los casos, el agua que fluye a través de nuestras conducciones no cumplen la exigencia de naturalidad antes expuesta.

A pesar de los importantes sistemas de filtrado, en nuestras conducciones se vierte imperceptiblemente cada día una amplia gama de sustancias indeseadas, como por ejemplo, productos químicos de las plantas de depuración o residuos farmacéuticos de origen doméstico. Estas sustancias, no sólo deterioran la naturalidad del agua, sino que también atentan contra nuestra salud.

De esta forma, es posible que metales pesados, generalmente procedentes de disoluciones en el sistema de conducciones, y contaminantes del agua, se asienten en nuestro cuerpo. Los pesticidas procedentes de la agricultura industrial alcanzan nuestra red de tuberías a través del agua subterránea.

Además, en los análisis del agua potable, siguen detectándose restos de hormonas. Especialmente estradiol, la hormona sintética de las píldoras anticonceptivas, lo mismo que hormonas procedentes de la cría de ganado, a veces se reincorporan a nuestro sistema de distribución de agua potable, a través de las aguas residuales o subterráneas. Hasta el momento no se ha llegado a una conclusión respecto a los posibles efectos de esta incesante captación de hormonas.

Para eliminar virus y bacterias, en las instalaciones depuradoras se utiliza, entre otras cosas, cloro y luz UV. Pese a estos procedimientos, algunos agentes patógenos sobreviven, y se detectan en las muestras, lo mismo que los residuos de cloro.

Resulta alarmante que nuestra agua, a veces esté invadida por nitratos y nitritos, utilizados como fertilizantes en agricultura industrial, e incluso por amianto. Productos químicos que son claramente perjudiciales para la salud.

No menos importante es el hecho de que muchas aguas minerales embotelladas también presentan contaminaciones similares. En muchos casos, además muestran un alto enriquecimiento artificial de minerales. Éstos están presentes en forma inorgánica, y son mucho más difíciles de absorber por el cuerpo que los minerales de enlaces orgánicos como los que se presentan, en forma natural, en vegetales, cereales, fruta y carnes.

La mayoría de estos minerales añadidos a las aguas minerales se eliminan de nuestro cuerpo sin aportar ninguna utilidad.